domingo, 8 de abril de 2007

La casa maldita sale a recorrer las calles

Pueden ser coincidencias como también pueden no serlo, pero este mes de Abril, ha traido maldiciones mil.

No creo que me extienda mucho en este tema, pues solo quiero relatar algunas cosas que han pasado a mi alrededor durante lo poco que llevamos del mes en curso.

Para comenzar, el día Sábado mientras me dirigía al supermercado para seguir con la rutina de “Buenas tardes, es usted socio de mi club Lider?” y escanear productos para terminar la secuencia con un “su vuelto es de 136, desea donar una parte al Hogar de Cristo?”

... una lata...

...en que íbamos?... eso.. en la micro... me encontré en el paradero con unos vecinos con los que hacía mucho no compartía una plática, ya cuando me estaba aproximando a saludarlos me llamó la atención que uno de ellos estaba cojeado y tenía una venda al rededor de su rodilla izquierda, así que acto seguido, le hice la pregunta que me imagino nadie le ha hecho desde que está con la venda, ¿Qué te pasó?, y la respuesta fue “corte total de ligamentos” y aprovechó la oportunidad para también decirme que no podría jugar nunca más a la pelota.

Una pena.

Después de eso, al llegar a mi lugar de trabajo, me percato de una cosa un poco peculiar; mi compañera de trabajo, la única persona que en esta temporada de mi vida podría considerar como una amiga, no llegaba, cosa rara en ella que casi siempre es muy puntual o llega antes que yo... al cabo de unos minutos, se me acerca otra compañera de trabajo para contarme bruscamente y de una forma poco sutíl que a mi compañera, a mi amiga, la acababan de atropellar frente al supermercado. Quedé completamente paralizado, a mi cabeza acudieron inmediatamente imágenes de esa pobre mujer estirada en la mitad de la calle cubierta de sangre con sus miembros en posiciones poco naturales, mis compañeros de trabajo, al ver mi predecible estado de conmoción, me sacaron de mi trance y prácticamente me obligaron a dejar la sala en donde me prestaba a dar inicio a mis actividades de recaudador para pasar a la enfermería o quién sabe donde con tal de que me dieran información veraz y válida, entonces, salí volando de la sala y me dirigí al centro neuronal de copuchas, la central de seguridad. Al llegar frente al tipo que controla el tráfico entre el supermercado y la salida de colaboradores, le pregunté si tenía información de un accidente de trayecto que había afectado a una cajera, para variar, no tenía idea el pobre tipo, pero, a los pocos segundos llega mi jefa junto con el director del local haciendo lo mismo que yo hacía en ese momento, dar vueltas como mosca encerrado en una botella esperando que alguien abra la tapa y salir volando, entonces me acerqué a la jefatura que trataba infértilmente determinar que es lo que en realidad había pasado y de pasada averiguar como informar a los familiares de mi amiga de lo que había pasado.

Una maldición al margen de esta de mayor envergadura, es la maldición que sufrió mi teléfono celular que por el momento se encuentra sin poder cumplir con mis requerimientos, o sea, me lo cortaron por no pago.

Al llegar junto a mi jefa le informé que yo soy amigo de la víctima y que tenía en mi poder la manera de comunicarme con su marido y hermana, los cuales trabajan uno en otro local de la cadena que está ubicado en Quilpué y la otra que trabaja de promotora en nuestro mismo local y acto seguido, les entregué los números de los teléfonos de ambas personas y así poder dar aviso del horrible suceso. En ese momento, el director del local (Don Lalo), llamó directamente a mi compañera de trabajo, quién, afortunadamente contesto casi en el acto la llamada y prosiguió a informar que estaba bien, que el atropello no le había arrebatado la vida ni tampoco malformado ninguna de sus extremidades y que estaba siendo atendida en la Unidad de emergencia del Hospital público de Quilpué. Ya más aliviados y tranquilos, proseguimos a embarcarnos en un taxi que la empresa pagó para dirigirnos a dicho recinto y confirmar el estado de mi amiga. Al llegar, como era de esperarse, ya la habían atendido y se encontraba lista para dirigirse a su domicilio y cumplir con el descanso que el médico le había recetado, pero como el accidente que sufrió fue un accidente de trabajo (de trayecto), el director envió una ambulancia del IST a buscarla y que le hicieran un chequeo como corresponde porque ni radiografías le tomaron en el hospital público. A los pocos minutos llegó el marido agitado por venir corriendo desde su trabajo hasta el hospital y unos 15 minutos a continuación de él llegó la ambulancia.

Gracias a Dios no fue grave en lo absoluto lo que le aconteció a mi compañera, pero es signo claro que la maldición que pesa sobre mi casa también afecta a la gente que me rodea, o será solo coincidencia?

Parece que inevitablemente me extendí con el tema, bueno, es para eso que tengo este Blog.

Salu2

4 comentarios:

Adrian o.O dijo...

shuuu wn! :S
q bueno q tu amiga salio ilesa de eso pero q terrible saber q te pasa eso.
Yo sinceramente no creo q estes maldito, son cosas q pasan alguna vez n la vida, cuando nos sentimos desamparados, y en estos casos lo mejor es acercarse a dios,tener fe, creer en algo. Es bueno creer en alguien q te cuida. Ojala q todo esto q te pasa solo sea una mala etapa.
Ya compare, nus vemos y tenga fe!
aps, los amigos tb sirven en estos momentos...
ojala confies en algunos..
Bye

Gran Maestre dijo...

por lo visto estay cagao pelao, suerte que cuando fui paya no me paso nada extraño (aparte de pasarme en 1 paradero xD)

Salu2 calvoman

FuuRe dijo...

oh weon que mala cuea todo

eso si hay weas que podriai haber evitado, como la wea del telefono po pao leso xD

maldito sea el dia en que pense que era un mal dia

saludos!

Anónimo dijo...

menos mal que te acordaste que soy tu AMIGA RECUERDALO SIEMPRE